Salvador Allende y su pensamiento masónico
En los cerros de Valparaíso conoce las necesidades del pueblo, la falta de alimentación, el analfabetismo, la vivienda deficiente e insalubre, la promiscuidad, etc. Hechos sociales que lo motivan a consolidar una posición política de lucha junto al pueblo y ser uno de los fundadores del Partido Socialista, el 19 de abril de 1933.
LIBERTAD ABSOLUTA DE CONCIENCIA
Salvador Allende, masón
y socialista
Salvador Allende Gossens fue masón toda su vida. Mejor dicho, antes de nacer. Llevaba el germen en la sangre. Lo heredó de su padre, abogado y notario Salvador Allende Castro, pero muy en especial de su abuelo, a quien no alcanzó a conocer. Fue Ramón Allende Padin, masón, el médico de los desamparados, parlamentario, radical, militar, jefe de Sanidad del Ejército durante la Guerra del Pacífico, y que en 1884 era elegido Gran Maestro de la Gran Logia de Chile.
"Quiero ser como mi abuelo", diría el joven Salvador antes de cumplir los 20 años.
De aquel episodio juvenil nos trasladamos a sus últimos días en La Moneda. Habia masones por todas partes. Fuera de Palacio, el comandante de la guarnición militar de Santiago, general Herman Brady Roche o los generales afines al régimen Alberto Bachelet y Sergio Poblete, los coroneles Carlos Ominami (padre del actual senador), Rolando Miranda y el comandante Ernesto Galaz. Dentro de la casa presidencial, Edgardo Enríquez Frodden, José María Sepúlveda, Hugo Miranda Ramírez, Aníbal Palma, Osvaldo Puccio Giessen, Orlando Cantuarias, Julio Stuardo, el médico José Quiroga y Benjamín Teplitzky. ¡Todos masones!.
La presencia en la Francmasonería de personas con tendencias tan diferentes se autoexplica por ser "una asociación de hombres libres, cada uno de los cuales construye en su interior su propio templo, donde rendirá libremente cuenta de sus actos y conductas a su Dios o a las divinidades en las que crea...".
Todas estas citas están contenidas en el libro, que pronto saldrá a la luz pública, titulado "Allende, masón", de Editorial Sudamericana, cuyo autor es Juan G. Rocha, quien vuelca en 300 páginas los resultados de una investigación en que incorpora documentos que le permiten deducir que Allende supo y pudo conciliar su militancia socialista y su pertenencia a la masonería. El libro trae adjunto un disco compacto, de 74 minutos de duración, que reproduce la voz de Salvador Allende en su alocución del 14 de abril de 1970 en el Templo de la Gran Logia de Chile, en cuya ocasión se dirige a sus "Hermanos" masones para exponer las ideas de su programa como candidato presidencial de la Unidad Popular.
Salvador Allende en Ceremonia Masónica en 1968
Su ingreso a la Logia
A comienzos de la década del 30, después de haber estudiado Medicina en la Universidad de Chile, Allende llega a Valparaíso, donde trabaja como médico anátomo patólogo. (Por sus ideas políticas, había sido rechazado en Sanidad y en la Beneficencia Pública). Se hace amigo del dentista Jorge Grove Vallejo. Venerable Maestro de la Logia "Progreso-4", quien lo invita a incorporarse a la Orden Masónica. El joven médico de 26 años acepta, para lo cual debe someterse a un largo procedimiento.
El doctor Grove (hermano del comodoro del Aire Marmaduque Grove Vallejo, protagonista clave de los sucesos que culminaron con el establecimiento de la República Socialista, en junio de 1932) presenta "como candidato para ser iniciado en nuestra institución al profano Salvador Allende Gossens, domiciliado en Viña del Mar, Libertad 269, edad 27 años, patria Chile, nacido en Santiago a 26 días del mes de junio de 1908, profesión médico cirujano". La comisión que cumple la area de investigar su vida personal incluye, entre otros datos, una descripción de sus actividades profesionales en el Instituto Psiquiátrico, ayudante de Anatomía Patológica del Hospital van Buren de Valparaiso y, además, trabaja en una policlínica Ilamado "Socorro Socialista" y es secretario de redacción del Boletín Médico de Chile. El 16 de noviembre de 1935, casi un año después de haber iniciado la insinuación de ingreso, Allende es conducido a la sede de la Logia por su amigo Jorge Grove, donde es recibido, a las 18.30. por los Hermanos que lo esperaban. Se sabe que la ceremonia causó una fuerte impresión en el postulante.
Pronto comenzaría más intensamente su vida política, por lo que se iría alejando del ejercicio de la medicina. Allende decía que en su vida profesional habia operado "más muertos que vivos". Y es que su paso por Anatomía Patológica había practicado más de mil 600 autopsias ...
AI regresar a Santiago, Allende se incorpora a la Logia "Hiram 65", a la que pertenecen destacados políticos e intelectuales. La Logia lleva el nombre de Hiram Abif, un personaje de la Antiguedad que reviste un profundo significado para la masoneria universal; fue un hombre consecuente con sus principios que prefiere perder la vida antes que romper su compromiso suscrito con los reyes Salomón de Israel, e Hiram de Tiro.
Esta Logia habia iniciado sus trabajos masónicos en 1928 con personajes como el militar Jorge Alliende Arrau y los abogados Eugenio Matte Hurtado y Justiniano Sotomayor Pérez Cotapos, quien ya en ese entonces, en un congreso del Partido Radical en Viña del Mar, propuso organizar el Frente Popular con socialistas y comunistas, ya que -sostenía- el PR debía alinear junto al proletariado.
Durante los años siguientes, Allende -con cargos parlamentarios de diputado y luego senador- desempeña altas funciones dentro de la masonería. Entre 1949 y 1950 asume como Primer Vigilante en "Hiram 65". en cuya función le corresponde supervisar que la Fraternidad sea una actitud real y efectiva dentro de la Logia. El símbolo del cargo es el nivel de albañil, el cual representa la igualdad entre miembros. En 1951 es elegido Venerable Maestro por un año. En aquel entonces (1952) postula y sufre su primera derrota como candidato presidencial. Obtiene escasos 52 mil votos contra los avasallantes 480 mil de Carlos Ibáñez del Campo.
Política y masonería
Un tema central del libro "Allende, masón", es determinar dónde están las fronteras entre política y masonería y, más concretamente, si existe algún grado de compatibilidad o de rechazo entre el socialismo marxista y los postulados masones. Como es sabido, el Partido Comunista no comulga con la Masonería, ya que considera ilógico cualquier otro tipo de revolución que no fuera la liderada por la entonces Unión Soviética. .Esta ha sido una de las materias más debatidas al interior de las Logias Masónicas.
Renato Verdugo Haz, dos veces Venerable Maestro de la Logia "América 86," enfatiza que por ignorancia, muchas personas no conciben otra forma de interpretación marxista que no sea la sustentada por los comunistas. Sin embargo, dice, dicha posición es dogmática. Advierte que los coautores del "Manifiesto Comunista", Carlos Marx y Federico Engels, eran masones, y Lenin fue iniciado en Basilea. Por lo mismo, extraña la incompatibilidad declarada por el PC de Chile, en 1940, entre ser comunista y ser masón. Verdugo Haz enfatiza que la Masonería no es ni una secta ni un partido y que no acepta en los templos discusión política y partidista alguna ni todo sectarismo religioso. Agrega que el marxismo se ha encauzado en agrupaciones políticas que, interpretando, desviando o tergiversando el verdadero y genuino pensamiento de sus inspiradores, actúa abierta, clara y precisamente en política de cada país. Expresa que la Francmasonería, en cambio, actúa primero y fundamentalmente sobre la persona, individualmente considerada, y aspira a mejorar al hombre y, por su intermedio, mejorar la sociedad.
AI retomar el protagonismo de Salvador Allende, el autor reproduce la carta enviada en 1965 por el entonces senador dirigida al "Querido Hermano Luis Olguín Blanco, Venerable Maestro", en que solicita su retiro de la Orden. Las razones son variadas, pero la principal es que la Masonería está cerrada al diario acontecer y parece inmutable ante la realidad social. En los hechos dice Allende, se aprecia una contradicción, toda vez que "los masones giramos en torno de la Igualdad, la Libertad y la Fraternidad como suprema síntesis de la convivencia colectiva". Agrega que la Orden debe inculcar a sus asociados con una vara más actual, "para que surja una sociedad exenta de alienaciones eliminando la cesantía abierta o disfrazada, para que se evite la enfermedad suprimible, para que exista un sistema de seguridad correcto y eficaz, para que se erradique el analfabetismo, para que se reconozca el derecho a la vivienda que llevan todos los seres...". Allende concluye en su carta: "Me acojo a retiro".
Un mes y medio más tarde, tras un profundo análisis de dicho mensaje, la Logia rechaza la carta de retiro y reconoce que "la Gran Logia de Chile está en un proceso de revisión, ya que no puede constreñir su existencia a formas exclusivamente tradicionales, sino que, sobre ellas, debe proyectar genuina contemporaneidad y consistencia.
Apoyo presidencial
Para Allende, las Logias siempre fueron mucho más comprensivas que el Partido Socialista acerca de su doble condición de masón y socialista. Incluso, al interior del PS, en diversas ocasiones se quiso establecer formalmente la incompatibilidad para aquellos militantes que pretendieran incorporarse a las Logias Masónicas. La intolerancia era mucho más dura en las colectividades políticas. Según Salvador Allende en los congresos de su partido en que se planteaban tales posturas de rechazo a la masonería, sencillamente se olvidaban que dicha colectividad fue fundada nada menos que por un ex Serenísimo Gran Maestro de la Orden Masónica de Chile como lo fue Eugenio Matte Hurtado.
En el libro se cita que, ante tales presiones, Allende manifestaba: "Yo sostuve mi derecho a ser masón y ser socialista. Expresé públicamente en esos Congresos, que si se planteaba la incompatibilidad, dejaría de ser militante del Partido Socialista, aunque jamás dejaría de ser socialista en cuanto a ideas y principios; de la misma manera que sostuve que el día que la Orden se planteara, cosa que no me podía imaginar, la incompatibilidad entre mi ideario y mi doctrina marxista y ser masón, dejaría los Talleres, convencido de que la tolerancia no era una virtud practicada".
AI acercarse la fecha de la elección presidencial de septiembre de 1970, Allende recibe formalmente el apoyo de la masonería, el cual se formaliza en un "diálogo entre Hermanos", el 2 de agosto de ese año en el Gran templo de la Gran Logia de Chile. Allí, el postulante a La Moneda expresa sus esperanzas en que así como "ayer las Logias Lautarinas ayudaron a romper la esclavitud de España, hoy los masones contribuirán a romper la dependencia del imperialismo, culpable de nuestra situación de país sometido en lo económico, en lo político, en lo social, en lo sindical, en lo militar y en lo cultural".
Una vez elegido Allende el 4 de septiembre, y en medio de los tumultuosos sucesos previos y posteriores a la muerte del general Schneider, la Gran Logia de Chile de nuevo recibe -el 28 de octubre- en una Tenida Extraordinaria al Venerable Hermano Salvador Allende, en su calidad de Presidente Electo de la República. Un millar de masones Ilenan el Gran Templo. Allí, el Gran Maestro, doctor René Garcia Valenzuela, promete allegar a "mi Querido Hermano Salvador Allende, miembro de esta Alta Cámara, toda la Fraternidad que me sea posible..." Luego interviene el Gran Orador Moisés Mussa Battal, quien enfatiza que no se puede tener duda alguna respecto a que la Logia tiene ante sí a un masón de verdad, a un estadista probado. Menciona a otros masones que han ejercido la primera magistratura, entre ellos, los "Venerables Hermanos" Arturo Alessandri Palma, Pedro Aguirre Cerda, Carlos Ibáñez del Campo, Juan Antonio Ríos y Gabriel González Videla. Concluye así: " La calidad masónica del Venerable Hermano Allende es la mejor garantía de un gobierno democrático en beneficio del futuro de la República".
El resto es historia conocida. Lo concreto es que, como publica una revista editada con motivo de los cien años de la Logia "Franklin 27", hubo "un grupo de Hermanos que estuvo hasta el final en una posición de apoyo al régimen del Presidente Allende; otros, en cambio, desilusionados o alarmados por el clima de guerra existente, le restaron su adhesión o incluso estuvieron en franca oposición.
(*) Gonzalo Garcia de Cortazar
Sección Archivo de Referencias Críticas Chilenas