LIBERTAD ABSOLUTA DE CONCIENCIA

Los orígenes:
Rito Francés siglo XVIII

 

masonería liberal en Frencia

«La historia institucional de la masonería presenta numerosas disidencias, cuyas principales causas, con importantes matices y derivaciones, están relacionadas con la admisión de la mujer en la masonería, la cuestión de las creencias religiosas o metafísicas, la naturaleza de los temas tratados o la forma de trabajar de las logias, así como con las bases sobre las que se fundamenta la regularidad masónica. La existencia de distintos puntos de vista sobre estos y otros temas ha dado lugar al desarrollo de distintas ramas o corrientes masónicas, que a menudo no se reconocen entre ellas..»

La Francmasonería especulativa se implanta en Francia hacia 1725 a raíz de la llegada de británicos emigrados por razones políticas o religiosas. De estos, los que llegan a París son con frecuencia nobles procedentes por lo general de Londres. Traen en su equipaje el ritual en uso en la capital inglesa por aquella época, el de la Primera Gran Logia de 1717. Se trata, pues, del ritual llamado “de los Modernos”, como se les llamará a partir de 1751, cuando se erija una nueva Gran Logia que reivindicará para sí –cómo no- el título de “los Antiguos”. 

Así, es una Masonería de tipo “Moderno”, es decir, paradójicamente anterior a la llamada “de los Antiguos”, la que se implantará en Francia.

Cuando se compara la divulgación del ritual de la primera Gran Logia de Londres, el célebre Masonry dissected publicado en 1730, y las divulgaciones de los usos masónicos franceses impresos alrededor de 1745, como L´Ordre des Francs-Maçons trahi, se constata la enorme proximidad entre ambos textos.

La Orden va a desarrollarse en las grandes metrópolis de provincias y es el ritual de los “Modernos” el que se va a difundir en Francia en el siglo XVIII. Se trata, por otra parte, del único ritual conocido por los grados azules y este Rito “de los Modernos”, traducido al francés, se convertirá más tarde en el Rito Francés, no teniendo en un principio nombre alguno. Se trata solamente de ceremonias de la Masonería simbólica.

El Rito Francés utilizado por todas las Logias del GODF a partir de su creación y por una gran mayoría para la realización de sus trabajos, ha sabido conservar, en lo referente a aspectos fundamentales, los usos de origen introducidos en el continente al principio del siglo XVIII, así como desarrollar formas específicas, coherentes y adaptadas a la Masonería y sus evoluciones.

La historia institucional de la masonería presenta numerosas disidencias, cuyas principales causas, con importantes matices y derivaciones, están relacionadas con la admisión de la mujer en la masonería, la cuestión de las creencias religiosas o metafísicas, la naturaleza de los temas tratados o la forma de trabajar de las logias, así como con las bases sobre las que se fundamenta la regularidad masónica. La existencia de distintos puntos de vista sobre estos y otros temas ha dado lugar al desarrollo de distintas ramas o corrientes masónicas, que a menudo no se reconocen entre ellas.

El Rito Francés es sin duda alguna el Rito más antiguo practicado en Europa continental. Cuenta con la ventaja de tener su fuente originaria en aquello que se practicaba en la época de Anderson, allá por 1723, proviniendo de los que recibieron el nombre de “Modernos”, todo lo cual le confiere una legitimidad y regularidad incontestables.

Implementación de los usos masónicos en Francia

Lo que nos han transmitido sin lugar a duda los operativos que nos preceden bajo la denominación de “francmasones”: utilización de un local cerrado llamado Logia, respeto a las reglas, transmisión de una cultura, y de un saber hacer y oficio.

Las primeras Logias se fundan probablemente después de 1688, a menudo con el apoyo de los partidarios de los Estuardo refugiados en Saint Germain en Laye, esto es, con una impronta escocesa e irlandesa. Sin embargo, los representantes de la Gran Logia de Londres, creada en 1717, toman rápidamente el relevo e imponen sus reglas:

El local ocupa un espacio, orientado, que parte de dos columnas y va hacia la fachada simbólica del Templo. El Maestro de la Logia está en “el Oriente” y los dos Vigilantes (Inspectores) se ubican en el Occidente. Forman así un triángulo. El papel de otros eventuales Oficiales –Secretario, Tesorero- todavía fluctúa.

Se coloca un cuadro en el suelo o sobre una mesa, que representa la Logia, en torno al cual los Hermanos, en pie, se alinean a un lado y a otro para luego sentarse. Este “cuadro de la Logia” está adornado con diversos instrumentos simbólicos y con la letra G, que representa la Geometría (“objeto de la Masonería”). Tres grandes luces, tres velas encendidas dispuestas en torno al cuadro, iluminan el conjunto y representan el Sol, la Luna y al Maestro de Logia.

La columna situada a la izquierda entrando, recibe el nombre de J y la columna de la derecha el de B. Tras un período de incertidumbre, la primera simboliza la Fuerza y la segunda la Belleza. Una tercera columna, imaginaria, situada al Oriente, simboliza la Sabiduría. Los Hermanos entran con el pie derecho y la batería se ejecuta por tres golpes de los cuales los dos primeros son consecutivos.

La recepción del candidato pasa por una preparación (cámara oscura, retirada de todos los metales, preparación de su vestuario, ojos vendados) y una triple deambulación; luego, por la asunción de una obligación con el compás, realizada mientras se da lectura a los “castigos”. Se le entregan seguidamente su mandil y unos guantes.

Parece que la masonería en su origen no conoció más que dos grados:

  • El grado de Aprendiz que acaba de entrar, basado en la comunicación de dos palabras, J y B, con un signo gutural, un signo pectoral y un toque.
  • El grado de “Compañero de oficio”, que implicaba una palabra descompuesta en dos partes, M-B, y un toque llamado “cinco puntos de la Cofradía”.

Entre 1730 y 1740, el primer grado de origen se desdobla (Aprendiz, Compañero) y el segundo grado pasa a convertirse en un tercero (Maestro), con un contenido enriquecido por la entonces reciente leyenda de Hiram, aparecida en los años 1720, y que consiste en una dramaturgia que termina convirtiéndose en un texto básico, fundando tanto del origen como de la unidad de la cultura masónica. Esta división, el deseo de sacralizar el lugar de reunión y la necesidad de dar una profundidad al Oriente, van a modificar la organización del espacio utilizado.

Evoluciones propias de la masonería francesa

Tras el período de implantación, evoluciones específicas de Francia aparecen en torno a 1740, estando integradas por aportes herméticos y marcadas influencias caballerescas y monásticas.

Esto se traducirá principalmente en el empleo de la espada en las ceremonias, la evolución del modo en que se recibe a los neófitos y la llegada de palabras nuevas (Orden, Venerable, lenguaje militar en los ágapes, aclamaciones tales como “Vivat”); también por la importancia que se le atribuye a la cuestión del evangelio de San Juan y, de forma general, por el creciente valor que se le otorga a la Biblia. En realidad, es una multitud de innovaciones de lo más diverso lo que aparece a mediados de ese siglo.

La representación mental del lugar de reunión cambia porque la idea de que la reunión de los Hermanos se hace en torno a la Logia (el Cuadro) y se celebra en “un espacio pavimentado en forma de mosaico”, ante la fachada imaginaria del Templo, al Oriente, deja lugar a una noción alargada del propio Templo. Esta nueva noción, poco a poco integra mentalmente el espacio pavimentado, que acaba convirtiéndose en el Pavimento Mosaico, desplazando lo que ahora conocemos como Parvís al exterior de las columnas. Los Maestros se reservan un Santuario o “Cámara del Medio”, situado en consecuencia más allá de un Oriente que toma realidad con un volumen propio.

A mayor abundamiento, una confusión en torno al significado atribuido a la palabra inglesa pillar, va a llevar a algunas Logias a colocar en el centro de la Logia tres pilares, Sabiduría-Fuerza-Belleza y a prescindir de la función original de las columnas de entrada. Finalmente, poco a poco, la apertura de la Logia se hace de manera más solemne, con aspectos recitativos y repetitivos que tienen lugar entre los tres malletes, apareciendo también otros Oficiales (Orador, Limosnero, Arquitecto). Bastante más tarde se impondrá el hecho de contar con un número de diez Oficiales.

La Codificación del Estilo Francés

Son varios los datos a tener en cuenta para apreciar la unificación ritual que el Gran Oriente de Francia pondrá en práctica a partir de 1773, fecha de su unificación bajo la forma de una Obediencia de nuevas características. En todo caso, estas etapas han conducido a constituir la Masonería tal y como la conocemos hoy día.

En un contexto de rivalidades, la fundación del Gran Oriente de Francia en mayo de 1773, introduce un principio de unidad y coherencia obediencial y ritual. Poner fin a la inamovilidad de los Venerables e instituir un principio de autoridad a la vez asambleario, democrático y centralizado supone también unificar y racionalizar los usos masónicos.

Harán falta trece años para llegar a esto. La primera Comisión (integrada por Bacon de la Chevalerie, Stroganoff y Toussaint), y sobre todo después, tras 1776, la segunda Comisión (con Guillotin, Morin, Brest de la Chausée y Savalette de Langes), investigan en profundidad.

Roettiers de Montaleau, que dirige el Gran Oriente entre 1795 y 1804 llevando el título de Gran Venerable en ausencia entonces del de Gran Maestro, es quien está en el origen de la redacción de un Rito unificado y codificado y que fue impreso sin autorización en 1801 bajo el nombre de “Regulador del Masón”.

Esta regulación del conjunto proporciona a la inmensa mayoría de las Logias del país una herramienta que podemos calificar como una síntesis razonable, concisa y con formas rituales equilibradas. En los dos decenios siguientes los actos esenciales del ritual permanecen fieles al ceremonial, profundizándose en el mismo; así, el fondo original se preserva y valora. Por otro lado, el conjunto se descristianiza. De hecho, la comparación con los manuscritos de los que se dispone correspondientes a mediados de siglo, muestra que la codificación afecta fundamentalmente aspectos menores, relativos a la organización de la vida de la Logia, las decoraciones masónicas y otros elementos periféricos del ritual.

El ritual Francés Moderno, así llamado a principios del siglo XIX, se corresponde con un procedimiento claro y preciso presente desde el año 1740, codificado y adoptado en 1786 e impreso finalmente en 1801.

El ritual será modificado dos veces en la segunda mitad del siglo XIX. Primero por Murat, que elaboró una versión corta, limpia y probablemente la más auténtica y fiel. Y luego por Amiable en un momento en que el racionalismo, positivismo y cientifismo están en alza. Pruebas y viajes fueron sustituidos por largos discursos en función de las tendencias del momento.

Hay que esperar hasta mediados del siglo XX para que Arthur Groussier haga votar, en el Convento de 1935, una versión que volvía en parte a las formas anteriores. Dicha versión será utilizada a partir de 1945. También en la segunda mitad del Siglo XX, una versión editada en 1970 modifica el ritual simplificando viajes y pruebas.

Hay señalar que el Rito Francés Moderno no es diferente del de 1786 o 1801 y que no hay ninguna razón que legitime el pensar que pueda existir un Rito Francés “Antiguo”.

Los padres del Rito Francés

En 1786 propone el Gran Oriente de Francia un texto de referencia para los tres grados azules. Dicho documento se difundió en forma de copias manuscritas.

Pasada la Revolución, en 1801 se imprimen los rituales con el título de “Regulador del masón”.

En 1858, se publica una nueva revisión del Rito Francés, llamada de Murat por el nombre del Gran Maestro del Gran Oriente de Francia que la encargó. El texto no es muy diferente del del Regulador.

Tras el Convent de 1877 (en que el Gran Oriente de Francia eliminó la obligatoriedad de la dedicatoria de Trabajos a la gloria del Gran Arquitecto del Universo, así como la obligatoriedad de la creencia en dioses y en la inmortalidad del alma para ser admitido en Francmasonería), se le hicieron al ritual algunos retoques más fuertes. En 1879, el Gran Colegio de Ritos, encargado por el Consejo de la Orden del Gran Oriente de Francia, hizo desaparecer del ritual las fórmulas más abiertamente religiosas.

En 1886, una comisión de doce miembros presidida por Louis Amiable efectúa una nueva revisión, aprobada por el Consejo de la Orden del Gran Oriente de Francia. El nuevo ritual francés tiene marcado carácter positivista.

El ritual Amiable, un poco modificado en 1907 con Jean-Baptiste Blatin, seguirá así hasta 1938.

En 1938, por iniciativa de Arthur Groussier, entonces Gran Maestro del Gran Oriente de Francia, se aprueba un nuevo modelo de rito. La nueva versión intenta un retorno a las fuentes simbólicas del Rito Francés.

En 1955, se imprime y difunde la versión definitiva del ritual Groussier, ligeramente arreglado a expensas de Paul Chevalier.

También en 1955, con autorización de Francis Viaud, por entonces Gran Maestro del Gran Oriente de Francia, se decide despertar el Rito Francés en su versión original. A tal efecto se crea la Logia del Devoir et de la Raison. Aunque sus miembros hubieran podido utilizar el modelo impreso del Regulador de 1801, prefirieron intentar reconstituir el rito a partir de éste, pero incluyéndole ciertos añadidos, sacados de diversos documentos del siglo XVIII, un ritual bastante próximo al practicado por la incipiente masonería francesa. Así nació el Rito Francés Moderno Restablecido.

El Rito Moderno

El 24 de junio de 1717, cuatro Logias de Londres y Westminster se constituyeron en una Gran Logia, que bien pronto prosperó. En 1723 publicó, firmadas por James Anderson, sus primeras Constituciones. La Masonería se expande, no sólo por Inglaterra sino por gran parte del mundo, imprevista expansión que causó numerosos problemas administrativos: el rápido crecimiento de nuevas logias hacía difícil cierta coordinación, lo que desembocó en una crisis que acabó en escisión.

Efectivamente, el 5 de diciembre de 1753, algunas logias constituyeron en Londres una segunda Gran Logia y, por tanto, una nueva Obediencia masónica, que se llamó Gran Logia de Libres y Aceptados Masones según las Viejas Instituciones. Reprochaban a la primera Gran Logia el haberse apartado de los antiguos usos, de ahí la adopción de dicho título. La nueva entidad masónica no es que se pueda considerar exactamente una escisión de la primera, pues la mayoría de los miembros de aquélla no provenían de logias de la Obediencia, sino que eran masones operativos y especulativos procedentes, sobre todo, de Irlanda; lo que explica el rápido establecimiento de excelentes relaciones entre la nueva Gran Logia y las Grandes Logias de Irlanda y Escocia.

Este nuevo cuerpo masónico encuentra en el irlandés Laurence Dermott un singular impulsor. Dermott acuñó, para referirse despectivamente a los masones de la primera Gran Logia (los más antiguos), el término de “Modernos”, y para los miembros del nuevo cuerpo (más reciente) el de “Antiguos”.

De este modo, al rito masónico más antiguo, el de la Gran Logia de 1717 (llamada por Dermott de los “Modernos”) se le llama Rito Moderno, en contraposición con el rito masónico más reciente, el de la Gran Logia de 1753 (llamada por Dermott de los “Antiguos”), al que sus adeptos pasan a llamar Rito Antiguo, siendo en realidad el más reciente.

Dicho Rito Moderno fue el practicado en Francia –procedente de Inglaterra- por las primeras logias allí establecidas, por la Gran Logia, que dio nacimiento directo al Gran Oriente de Francia.

En 1801, el Gran Oriente de Francia publica el Régulateur du Maçon, en la estricta tradición del Rito Moderno.

El Rito Francés

Está fuera de toda duda que la Masonería azul practicada en Francia en el siglo XVIII provenía directamente, en lo esencial, de la Gran Logia de 1717.

En dicho terreno –Logias azules-, no fue regla en la Francia del XVIII la pluralidad de ritos. La práctica totalidad de Logias trabajaban en el mismo rito, el Rito Moderno traído de Inglaterra, hijo de la Gran Logia de los Modernos de 1717.

Es curioso: el rito masónico practicado en Francia durante el siglo XVIII no tenía nombre. Cosa lógica, pues no necesitaba diferenciarse de otros –inexistentes- ritos masónicos. Ni siquiera se le denominaba (Dermott, 1753) Rito Moderno, pues el pretendido Rito Antiguo no había llegado aún a Francia.

La denominación Rito Moderno se introducirá en Francia en el siglo XIX, por influencia inglesa, y se empleó como equivalente a Rito Francés.

En todo caso, ambas denominaciones se hicieron necesarias en el XIX francés, por la aparición de más ritos y, por tanto, la necesidad de ponerles nombre para distinguirlos unos de otros.

El Gran Oriente de Francia hace suya la denominación de Rito Francés después de 1786, confiriéndole al nombre un carácter oficial. Curiosamente, en Bélgica, donde se trabaja el mismo rito, se le llama preferiblemente Rito Moderno.

Así pues y a modo de inconclusa conclusión, el título de Rito Moderno nos entronca directamente con los Modernos de la Gran Logia de 1717 y el de Rito Francés es su denominación oficial.

Especifidad del Rito Francés

Muchos Masones de Rito Francés se preguntan cuál es la especificidad de su Rito.

Enseguida diré cuál es, en mi opinión, la respuesta a esta pregunta. Podrá parecer paradójica, pero la creo, sin embargo, justa y profunda. La especificidad del Rito Francés consiste en no tener ninguna especificidad. Lo que quiero decir es que los otros Ritos han sufrido la influencia de factores extra-masónicos, y que es esta influencia la que les ha dado su especificidad, mientras que el Rito Francés no ha sufrido ninguna de estas influencias. Es, por así decirlo, la Masonería en estado químicamente puro. Esto es válido cuando se compara el Rito Francés con los otros Ritos que provienen de la Masonería francesa del siglo XVIII, es decir con el Rito Escocés Rectificado y con el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, dejando fuera de la comparación los Ritos ingleses y americanos. Digamos, pues, que el Rito Francés es la Masonería en estado químicamente puro, es decir, la Masonería libre de toda influencia extramasónica.

No digo esto para darle título de superioridad sobre los demás Ritos con los cuáles la comparo; no hago sino constatar un hecho que permite dar la respuesta justa a la cuestión de la especificidad del Rito. En particular, el Rito Francés no tiene una doctrina explícita, expresada en un discurso lógicamente estructurado y, en definitiva, dogmático, tomando esta palabra en su sentido original, que no tiene nada de peyorativo; esto diferencia al Rito Francés, especialmente del Rito Escocés Rectificado, que, incuestionablemente, tiene tal doctrina. Es el hecho de disponer de una doctrina lo que constituye la especificidad del Rito Escocés Rectificado, lo que va directamente ligado a la influencia extra-masónica que ha sufrido este Rito. La Masonería por sí misma no tiene esta doctrina, de ahí que el Rito Francés sea, como he dicho, la Masonería en estado químicamente puro. Pero que no haya doctrina no quiere decir que no contenga enseñanza, sino que su enseñanza no se desarrolla bajo la forma de una doctrina explícita y discursiva en los textos del rito, contrariamente a lo que ocurre en el Rito Escocés Rectificado. La enseñanza del Rito Francés permanece, de principio a fin, envuelta en los símbolos. Pudiera no ser difícil extraer de este envoltorio simbólico una doctrina explícita, pero lo cierto es que los textos rituales no lo hacen; tampoco lo harían, suponiendo que fuera posible, porque esto no sería conforme con el método iniciático del Rito, que es el de la Masonería.

El Rito de los Antiguos Deberes

Cuando en 1337 comenzó en Inglaterra la guerra de los cien años, la necesidad de soldados y de dinero obligó a cerrar las costosas canteras góticas y propició la creación de un sindicato para dar trabajo a los masones en paro que no habían ido a la guerra: se creó la francmasonería (1356: Reglamentos para los Masones de Londres). Dicha sociedad se componía entonces únicamente de compañeros y maestros y sólo recibía aprendices en su seno.

Dicha recepción se efectuaba durante el transcurso de un rito: el Rito de los Antiguos Deberes, durante el cuál se leía al recipiendiario un libro en el que estaba consignada la historia legendaria del oficio, un elogio de las siete artes liberales y los diversos textos morales que era necesario respetar en el oficio y en su vida de ciudadano.

Este primer rito masónico, que ha sido dado a conocer por varios manuscritos, permanecerá en vigor hasta 1729.

La ceremonia de recepción comprendía tres momentos sucesivos:

  • El nuevo miembro pone la mano sobre el Libro de los Deberes del oficio, mientras se da lectura a los preceptos que contiene.
  • Breve exhortación solemne, para exigir al postulante el respeto por estas reglas.
  • Finalmente, una advertencia para exponer al postulante que cometería una grave falta ante Dios si faltase a su palabra de respetar estos deberes.

Otro apunte histórico sobre el Rito Francés

El Rito de la Palabra del Masón

La llegada del reformador calvinista John Knox (1514-1572) a Escocia para llevar allí la reforma fue origen de profundas agitaciones en el terreno de la organización de cofradías hasta el momento católicas. Inmediatamente, los masones neoconversos que se hicieron presbiterianos (confesión cristiana propia de Escocia) desearon a su vez reformar la práctica de las antiguas reglas y llegar a una lectura solamente escrituraria (basada en la Biblia) de los deberes. La reorganización de los deberes entrañó numerosos cambios en las logias operativas, que se hicieron más abiertas a la libre interpretación de las Escrituras según el principio de libertad de juicio preconizado por los reformadores.

El Rito de la Palabra de Masón habría sido elaborado en el seno de la logia calvinista de Kilwinning entre 1628 y 1637.

Los más antiguos documentos que le conciernen mencionan un ritual que consistía en recibir en logia a un nuevo miembro dándole un apretón de mano mientras se le comunicaba el nombre de las dos columnas del Templo de Salomón.

Los documentos más tardíos, sobre todo el “Manuscrito de Edimburgo”, que data de 1696 y era el ritual de la logia Canongate-Kilwinning, muestran notables evoluciones desde esa época. Mencionan especialmente un “catecismo” de preguntas y respuestas, la práctica de los cinco puntos del Compañerazgo, así como la transmisión de una palabra suplementaria en “M.B.” en el segundo grado.

El Rito de la Palabra de Masón es la forma original de los tres grados (aprendiz, compañero, maestro) practicados hoy por la casi totalidad de logias masónicas en el mundo.

Rito de los Modernos

El Rito de la Palabra de Masón será transformado en un rito universal por la Gran Logia de Londres, permitiendo a la francmasonería acceder a un ecumenismo tolerante y conciliador.

Rito Francés

Los exiliados británicos aportan el Rito de los Modernos, que será traducido, progresivamente, al francés.

De manera que el así llamado “de los modernos” resulta ser el verdaderamente antiguo, esto es, el decano de los ritos que practica la Masonería especulativa. 

 

(*) Victor Guerra, La Masoneria de los Modernos, Historia y Ritualidad